DAVID MAYOR
El escenario de los sueños es tu infancia. Subir bajo la sombra inmensa de la Gran Vía hacia la Ciudad Universitaria y la casa de unos abuelos que son siempre regalo, también ahora que los recuerdas y los sientas junto a ti como fantasmas necesarios. Esta mañana después de tantos años, uno mira la luz y los colores de días largos de tebeos y pan con chocolate sentado en una terraza de la plaza San Francisco. Primavera inmensa de cielos claros y elevados, árboles tranquilos y el bullicio de estudiantes que salen de sus clases apurando la infancia hasta el extremo. Sentado en la terraza como en un patio de butacas, uno se ve en el retrovisor de la memoria con el mismo pantalón corto que ahora ponen las madres primerizas a sus hijos. Recuerda las mañanas de domingo, mercadillo de piedras minerales y monedas, álbumes de postales con viajes legendarios a los confines del mundo, libros de aventuras y una vida por delante.
Uno está aquí sentado y quisiera que ese tranvía rojo, que silencioso se ha detenido a esperar las mejores decisiones, le llevara de vuelta a lo imposible, cambiara el rumbo de los días. “No es posible”, dicen mis abuelos, fantasmas que acompañan; “sigue buscando”, las palabras de la infancia, escenario de los sueños. Todo el resto.
El escenario de los sueños es tu infancia. Subir bajo la sombra inmensa de la Gran Vía hacia la Ciudad Universitaria y la casa de unos abuelos que son siempre regalo, también ahora que los recuerdas y los sientas junto a ti como fantasmas necesarios. Esta mañana después de tantos años, uno mira la luz y los colores de días largos de tebeos y pan con chocolate sentado en una terraza de la plaza San Francisco. Primavera inmensa de cielos claros y elevados, árboles tranquilos y el bullicio de estudiantes que salen de sus clases apurando la infancia hasta el extremo. Sentado en la terraza como en un patio de butacas, uno se ve en el retrovisor de la memoria con el mismo pantalón corto que ahora ponen las madres primerizas a sus hijos. Recuerda las mañanas de domingo, mercadillo de piedras minerales y monedas, álbumes de postales con viajes legendarios a los confines del mundo, libros de aventuras y una vida por delante.
Uno está aquí sentado y quisiera que ese tranvía rojo, que silencioso se ha detenido a esperar las mejores decisiones, le llevara de vuelta a lo imposible, cambiara el rumbo de los días. “No es posible”, dicen mis abuelos, fantasmas que acompañan; “sigue buscando”, las palabras de la infancia, escenario de los sueños. Todo el resto.
Encrucijada de caminos para tranvías, automóviles, bicicletas y peatones en el paseo de Fernando el Católico.
© Angélica Montes
AUDIO
© Angélica Montes
Escultura «Complicidad», de Gómez Ascaso, en la Gran Vía.
© Angélica Montes
AUDIO
© Angélica Montes
Carril bici en la Gran Vía, junto al Paraninfo Universitario.
Con una amplia red de estos carriles, Zaragoza es ideal para recorrerla en bici.
© Angélica Montes
VIDEO
Con una amplia red de estos carriles, Zaragoza es ideal para recorrerla en bici.
© Angélica Montes
Versión moderna del regionalismo neomudéjar en un edificio de viviendas en el ensanche de Gran Vía, esquina con calle Marcial.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Con el acceso a la Ciudad Universitaria, jardines y áreas de juego, la plaza San Francisco es zona de disfrute infantil y trasiego juvenil.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Melias cargadas de frutos frente al Colegio Cardenal Xavierre. Plaza San Francisco.
© Angélica Montes
AUDIO
© Angélica Montes
Uno de los edificios provistos de soportales, de los que circundan la plaza San Francisco.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Universidad de Zaragoza.
Funcional edificio de la Facultad de Ciencias (Regino Borobio y José Beltrán, 1950).
© Angélica Montes
Funcional edificio de la Facultad de Ciencias (Regino Borobio y José Beltrán, 1950).
© Angélica Montes
Última ampliación de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza. Edificio de Químicas (1999).
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Sala Mozart del Auditorio Municipal (José Manuel Pérez Latorre, 1994), con una excelente acústica internacionalmente reconocida, un escenario de 340 m2 y capacidad para 1.992 personas.
© Santiago Cabello - Archivo Tintaura
© Santiago Cabello - Archivo Tintaura
Exterior del Auditorio Municipal. Un monumental templo de la música.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Parroquia de Santa Mónica, obra de Antonio Vallejo y Fernando Ramírez (1973), en el barrio de la Romareda.
Interior de la cúpula, erigida el 25 de enero de 1972.
© Angélica Montes
Interior de la cúpula, erigida el 25 de enero de 1972.
© Angélica Montes
Antiguo Seminario Metropolitano. Ecléctico edificio inaugurado en 1943, obra de los arquitectos Santiago Lagunas, Casimiro Lanaja y Manuel Martínez de Ubago, recientemente transformado para uso municipal.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
Agresiva intervención en el antiguo Seminario Metropolitano para acomodarlo a su nueva función,
en 2005.
© Angélica Montes
en 2005.
© Angélica Montes
La torre-faro de la Cámara de Comercio de Zaragoza se levanta 59 metros sobre el paseo Isabel la Católica. Hermanos Borobio y José Beltrán Navarro 1940-1941.
© Angélica Montes
© Angélica Montes
El estadio La Romareda del Real Zaragoza inaugurado en 1957, con capacidad para 34.500 personas.
© Angélica Montes
© Angélica Montes